domingo, 20 de diciembre de 2015

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digo: Hay una sola manera en la que la soledad duele de una forma inexplicable. Cuando buscas al rededor, en tu interior, en tus pensamientos, en esas lagunas mentales que en un día no tan lejano fueron tu compañía y tu única subsistencia, pero hay un vacío, una caída en picada que ni siquiera tu puedes controlar.
¿Por qué esto?
Porque ya no hay un "yo"
no hay reflejo, no hay apoyo, no hay aliento, solo fárrago...solo alboroto, solo un tumulto de cosas que tuvieron la intención de crearte pero que se han rendido frente a la pena que no vale llorar.
No queda más que nuestra fe en el caos.

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