Y dancé en la parte trasera de aquel autobus, esperando con armoniosa esperanza que alguna señal enviaras, dancé por 3 horas sin parar, esperando como el sol a la luna cada día, como la miel a tu boca una tarde, como la brisa en verano y como el latido de mi corazón a tu sonrisa. Pero nada hiciste, nada pasó, te haz desquitado conmigo una vez más, haz sido mi karma y mi vuelta fogosa a un nuevo vicio en el que volveré a caer.
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