Había una vez, pero ya no, una lágrima que te quería, que quería tu mirar, que quería tu comprensión, pero la lágrima, la lágrima se ha vuelto piedra, fría como una noche de agosto, molesta como la madrugada, la quietud no se le compara, pero tampoco te comparas tú. Haz sido como mi taza de té en la mañana, constante y agradable, pero te has ido de la forma que menos quería, consumidx, por mi necesidad de abrigo en el corazón solitario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario