Nadie ve las llamas que trascienden de mi pasado, mi tristeza se acabó un día, pero ha vuelto en gloria, me provoca y me seduce, me lleva más allá de lo superficial, a lo más interno de mi alma, quiere reinventarse conmigo, resurgir en mi piel. Está apocando la luminosidad de mis ojos y la flama vuelve a aparecer, un silencio estremece mi mente, y ahuyenta cada paso de felicidad que se aproxima a mi cosquilla.
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