digo: me encanta que al mirarte me olvide de todos mis prejuicios, me encanta la persona que soy cuando estoy contigo, me encanta el hecho de que me hagas reír y suspirar con la mínima dadivosidad que hagas, me encanta que me hayas convencido de que existe alguien para cada uno de nosotros y que probablemente seamos ese alguien, me encanta que tu sonrisa se junte nuevamente con la mía, reviviendo y rememorando momentos separados por kilómetros de olvido.

digo: y como deseo te pido, la prolongación de nuestro amor, que perdure como perdura la brisa en verano, como perduran mis deseos de pisar hojas secas en otoño y como perduran mis ganas de verte cada vez que cierro los ojos.

digo: mi afán de prolongar nuestras despedidas es por si las esperanzas de verte nuevo se me fueran agotando por cada pasan las horas...
Al parecer los kilómetros de amor nos hacen más fuertes, con más ganas, nos llenan de más amor y es justo e indispensable quererte como lo hago yo y cito: "cualquiera en su sano juicio, se hubiese vuelto loco por ti" 

digo: debo admitir que dentro de toda mi frialdad me encanta la sensación del afloro de la cursilería cuando está en su máxima expresión, como cuando sólo quieres leer cosas bonitas, cuando no ves maldad ni malas intenciones, cuando todo te sonríe, cuando quieres sonreírle a todos, cuando quieres compartir tu felicidad sin importar a quien...pero más me gusta la sensación de querer pasar mis labios por tu cuello, mi nariz por tus mejillas, acariciar tu pelo y que mis ojos no quieran leer nada más que no seas tu, supongo que de esto hablan cuando se refieren a enamorarse...

digo: Cuando mis piernas sean más largas y fuertes podré entrelazarlas con las tuyas para seguir un camino común, común y flechado de bailes, de sonrisas, de sueños que de a poco se irán cumpliendo, personificando a nuestro pasos, a las pequeñas semillas que fuimos plantando con deseos fructíferos de amor con ávidos anhelos de complicidad y ágiles momentos de sonrisas.